Probablemente, explorando nuestra despensa más de alguna vez nos hemos encontrado con la presencia de moho en granos, frutas o verduras. A pesar de que a simple vista puede parecer inofensivo, ciertos tipos de moho y hongos liberan micotoxinas, sustancias tóxicas para el organismo, las cuales pueden llegar a ser altamente dañinas para los seres humanos.
¿Qué son las micotoxinas?
Las micotoxinas, tal como su nombre lo indica, son sustancias tóxicas producidas de forma natural por ciertos tipos de moho y hongos. Las micotoxinas crecen gracias a un ambiente húmedo favorable en una gran variedad de cultivos y comidas, entre ellas: especias, frutos secos, cereales, granos, azúcar, alcohol y más.
Estas pueden resultar perjudiciales para la salud cuando son absorbidas por la piel, inhaladas o comidas, incluso en concentraciones muy bajas. Esto significa que, aunque sea consumir un poco de ellas, puede resultar en un gran riesgo para los humanos y animales, incluso, pudiendo causar la muerte.
Principales
Son muchos tipos de moho y hongos los que pueden crecer micotoxinas y, a su vez, existe una gran variedad de ellas. Entre las más frecuentes dentro del hogar podemos encontrar:
- Deoxinivalenol: se conoce como vomitoxina debido a sus implicancias gastrointestinales. Se produce por el moho fusarium y son frecuentes en cereales, incluso se han encontrado en aquellos que han sido procesados.
- Aflatoxinas: se genera por mohos aspergillus. Es una de las micotoxinas más tóxicas y los principales cultivos contaminados son cereales, granos, especias, semillas, entre otros.
- Ocratoxina A: se produce por mohos aspergillus y penicillium. Generalmente, contamina cereales, granos de café, especias, vino, entre otros.
- Patulina: la producen mohos byssochlamys aspergillus y penicillium. Frecuentemente, infecta vegetales y distintos tipos de cereales.
Consecuencias de las micotoxinas en el organismo
Las micotoxinas pueden provocar problemas de salud muy serios a corto y largo plazo. A pesar de que la gravedad de las consecuencias depende de algunos factores como: micotoxina y tiempo a la que se estuvo expuesto, salud de la persona, edad, entre otros; es crucial evitar todo tipo de contacto con ellas.
La intoxicación con micotoxinas se denomina micotoxicosis. Cuando se manifiesta esta enfermedad, es generalmente por consumo prolongado de pequeñas cantidades de toxinas, pero también puede ocurrir por una exposición aguda en un corto periodo de tiempo.
A pesar de que los síntomas de la micotoxicosis varían dependiendo del tipo de micotoxina al que se está expuesto, algunas de las formas más comunes de la que se puede manifestar son:
- Daño hepático
- Trastornos gastrointestinales
- Daño renal
- Inmunodepresión
- Daño pulmonar y más.
Precauciones frente a las micotoxinas
Existen algunas formas de prevenir el contacto con micotoxinas, pero debes tener en cuenta que muchas veces estos mohos no son apreciables a simple vista, por lo que existe la posibilidad de que, a pesar de tomar medidas, esté presente.
Comprar alimentos frescos
Es primordial comprar alimentos frescos desde lugares confiables o marcas reconocidas. Es ideal que hayan sido cultivados lo más cerca posible de tu sitio de residencia, para asegurar que no haya largos tiempos de transporte.
Conserva los alimentos en lugares adecuados
Es crucial que los alimentos estén almacenados en un espacio fresco, lejos de insectos y la humedad. De esta manera, evitas crear un espacio adecuado para la propagación de mohos peligrosos. Además, intenta no guardarlos durante un periodo de tiempo prolongado para consumir alimentos frescos.
Realizar inspección
Una de las medidas más simples para evitar el contacto con micotoxinas es revisar los alimentos que son potencialmente peligrosos. Al momento de encontrar algún grano que parezca tener moho, esté opaco o se vea extraño; descártalo para evitar posible propagación. Es importante recordar que el moho no solo crece en las superficies, sino que también en el interior.
Análisis de micotoxinas con Hidrolab
En Hidrolab contamos con tecnología de primer nivel para realizar un gran abanico de análisis de alimentos, ya sea: carnes, lácteos, verduras, granos, frutos secos, condimentos, entre otros.
Mediante estos análisis, es posible detectar diversos tipos de organismo microbiológicos que pueden ser potencialmente dañinos para los cultivos o la población.
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